Ruta por los castillos del Loira

En el norte de Francia, entre las ciudades de Angers y Tours, y bañado por las aguas del río Loira, se encuentra uno de los lugares con más castillos por metro cuadrado: el Valle de Loira. Adentrarse en esta comarca es como volver a la edad media y los cuentos que nos leían de pequeños.

Notas de viaje:

Si estáis preparando el viaje al Vallde de Loira, conviene tener en cuenta ciertas cosas, antes de partir:

  • En Loira se pueden visitar unos 40 castillos y palacios, pero es imposible llegar a verlo todo. Si no queréis llegar a aburriros, es mejor que elijáis cuatro o cinco.
  • Las entradas de los castillos cuestan entre 9 y 14 euros por persona (algunos no son baratos no). Esto también nos lleva a seleccionar mejor nuestras visitas.
  • Cuidado con el calor. Hemos ido en agosto y en plena ‘ola de calor’. Donde mejor se está es dentro de los castillos.
  • Los castillos son sitios turísticos, pero algunos lo son más que otros. Conviene ir temprano, si no queréis toparos con colas de gente.
  • Como toda Francia, Loira está bien preparada para ir en furgoneta o autocaravana; hay áreas de ACs en casi todos los pueblos.

Nuestra ruta:

Como hemos mencionado antes, es imposible visitar todos los castillos del Loira. Seleccionamos siete, de los que al final vimos cuatro con entrada. Empezamos nuestra ruta en Brissac-Quincé, cerca de Angers. Desde allí hasta Amboise, (junto a Tours), hay un trayecto de dos horas y media, por lo que podemos decir que todos los pueblos están bastante cerca unos de otros.


Brissac-Quincé

Para comenzar con nuestra ruta de los castillos del Loira, elegimos el Chateau de Brissac, y no es uno cualquiera, ya que se trata del castillo más alto de toda Francia; cuenta con siete plantas y 204 habitaciones; incluso tiene su propia bodega. Fue construido por el conde de Anjou en el siglo XI; desde entonces ha sido testigo de varias guerras, alzamientos y saqueos, y ha pasado por manos de varios dueños. En los alrededores tiene un terreno de 70 hectáreas, con cuidados jardines y bosques.

La entrada cuesta 10 euros, y además de la visita, se puede catar uno de los vinos de su bodega. Puede que sea por ser el primer castillo que vemos, pero la visita nos ha gustado.

En el parking principal del pueblos, preparado para las visitas, hay una curiosa zona para autocaravanas, hecha de piedra, donde se pueden vaciar aguas.


Saumur

Siguiendo el cauce del río Loira, llegamos hasta Saumur. Es un bello pueblo de origen medieval, que aunque haya crecido, sus calles y edicifios han sabido mantener el caracter de aquella época.

Hemos aparcado en el área de autocaraanas que se encuentra al otro lado del río, para pasar allí la noche. El sistema es un tanto peculiar, ya que hemos tenido que llamar a un número de teléfono y después darnos de alta en una tarjeta que pertenece a una red de áreas de Europa. Aún así, el sitio es perfecto, tranquilo, con sombra y parcelas amplias.

Cruzando el enorme puente construido sobre el Loira, hemos dado una visita por el pueblo. El castillo está situado sobre una colina, y se ve desde cualquier punto de la localidad. Llegamos ya bien entrada la tarde, y el horario de visitas ya se había acabado.

Bajamos a la plaza Saint-Pierre, donde se pueden ver la iglesia del mismo nombre y algunas casas con la típica estructura de madera. También hay varios bares en la plaza, y optamos por una creperie para cenar.


Azay-le-Rideau

El castillo de Azay-le-Rideau es para muchos, uno de los palacios más bellos del auge del renacimiento en el valle. Y no les falta razón, porque este edificio parece sacado de un cuento o de una peli de Disney. La construyeron Gilles Brethelot, tesorero del rey Francisco I. de Francia y su esposa, Philippe Lesbahy. Desde entonces ha sido renovada en varias ocasiones. Durante el siglo XIX, fue residencia de cuatro generaciones de los marqueses de Biencourt; en 1905 pasó a ser de dominio estatal, y está clasificado como monumento nacional.

Casi tan bello como el edificio, en el jardín y el lago que se encuentran en la parte trasera. Junto al elegante patio, también se encuentrar la capilla, el lagar y el jardín de los secretos. La entrada cuesta 10,50 euros por persona, y se pueden ver tanto el edificio como los jardines.


Villandry

Llegamos a Villandry para visitar el que es también conocido como castillo de los jardines. Lo construyó Jean le Breton, ministro de finanzas de Francisco I, en el silgo XVI. Para ello derribó otra fortificación del siglo XII, de la que sólo quedan una torre y parte de los cimientos. Los descendientes de Breton fueron heredando el castillo hasta 1754. Fue entonces cuando el Marqués de Castellane, embajador del rey, lo compró; dicha familia hizo varias reformas durante el siglo XVIII.

El científico español Joaquin Carvallo decidió abandonar su carrera y comprar el castillo en 1906, para dedicarse en exclusiva a él, junto al doctor Richer, Premio Nobel de medicina. Entre los dos renovaron el castillo y diseñaron los famosos jardines de Villandry. Si se observan desde arriba, estos jardines tienen curiosas formas geométricas; entre ellos, hay uno con forma de lauburu. Además de los jardines, se pueden ver el lago, el bosque, las huertas e incluso un laberinto!

En comparación con los anteriores castillos, la entrada es un poco más barata; nos han cobrado 9 euros por ver el interior del castillo y los jardines; también ofrecen la opción de ver sólo los jardines, pero la vista desde la torre merece la pena.


Chenonceaux

Dejamos a un lado la rivera del Loira para seguir el cauce del río Le Cher, hasta llegar a Chennonceux, para visitar el castillo conocido como Chateau de Chenonceau. Es sin duda el más espectacular de los que hemos visto, sobre todo, porque está construído encima del mismo río.

El político Tomás Bohier y su mujer Katherine Briconnet, derribaron el anterior castillo de la familia Marqués (sólo dejaron la torre) y construyeron uno nuevo, en el siglo XVI. En la principal entrada se pueden ver los escudos con los blasones de Bohier y Briconnet. Atravesando la puerta principal, se encuentran la sala de guardias y una pequeña pero hermosa capilla; más adelante encontramos la biblioteca y otras habitaciones. La galería que se encuentra sobre las aguas del Cher es espectacular; mide 60 metros de largo y 6 de ancho, tiene 18 ventanas y una chimenea a cada lado.

Las cocinas se encuentran en el piso inferior, casi a la par del río. En los pisos de arriba están los elegantes dormitorios de los respectivos dueños del palacio; alguno de ellos, como el de Luisa de Lorena, son muy especiales.

El castillo también cuenta con grandes y hermosos jardines, así como un laberinto. Al rededor de los jardines se encuentran la galería de caballerizas y una granja del siglo XVI.

Además de ser el castillo más espectacular que hemos visitado, también es el más turístico. Lo hemos visitado en pleno agosto, con una temperatura de 40 grados y lleno de turistas… Así que, si venís en agosto, os recomendamos llegar temprano antes de que llegue todo el gentío. Ah! y también es el castillo con la entrada más cara! Nos costó 14 euros cada una.


Amboise

Volvemos al cauce del Loira para hacer nuestra última visita del valle: el bello pueblo de Amboise, cerca de Tours (que también podéis visitar). El rey Francisco I. de Francia eligió Amboise para construir su castillo, situado sobre una loma, vigilando tanto el pueblo como el río. También fue lugar de residencia druante varios años del famoso artisa e inventor Leonardo da Vinci. Hay un museo dedicado a su figura en el Château du Clos Lucé, al otro lado del río.

El pueblo nos recuerda por su forma y situación a Saumur, que habíamos conocido el primer día; en ambas localidades, hemos dormido en una isla fluvial, dentro del río Loira. Ésta se llama I’lle d’Or, y hemos elegido el camping municipal; a sido todo un acierto, ya que está bien cuidado y nos han cobrado 17 euros en pleno agosto. Estamos cansados y asfixiados por el calor, así que una buena ducha nos vendrá bien. Vamos al pueblo bien entrada la tarde, y pasamos de entrar al castillo; damos un paseo en bici mientras vemos el centro, tomamos una cerveza y volvemos al camping.

En nuestros planes previos al viaje, estaba visitar el castillo de Chambord (en Loir-et-Cher), pero el calor y el precio de las entradas nos ha hecho replantear nuestra ruta.

Y así acaba nuestro recorrido de tres días por el Valle de Loira. La ola de calor ha influido en el viaje y en algunas decisiones que hemos tomado, pero estamos contentos por los maravillosos pueblos y castillos que hemos visitado. Esperamos volver con otro clima. Merece la pena!!

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