Ruta por Asturias en furgoneta

Un conocido eslogan dice que Asturias es un paraíso natural y no le falta razón. En pocos kilómetros se puede llegar desde los pueblos pesqueros y la playa hasta la alta montaña, lo que para los que viajamos en furgoneta o autocaravana ofrece muchas posibilidades.

Siempre nos ha atraído Asturias. Ya habíamos estado antes, en un viaje rápido, pero esta vez, hemos querido dedicarle el tiempo que merece y conocerlo más a fondo. A lo largo de dieciséis días hemos recorrido toda la costa y los lugares más emblemáticos del interior, y hemos vuelto con la sensación de que hemos hecho un precioso viaje.

MAPA DE RECURSOS

INDICE POR PUEBLOS

1.- Potes y Panes
2.- Pimiango
3.- Llanes
4.- Ribadesella
5.- La Cuevona eta Cuevas herria
6.- Llastres
7.- Tazones
8.- Cudillero
9.- Lluarca
10.- Puerto de Vega
11.- Tapia de Casariego
12.- Taramundi
13.- Parque Natural de Somiedo
14.- Teverga
15.- Cangas de Onís
16.- Cabrales


Potes y Panes

Antes de meternos de lleno en Asturias, hemos hecho un alto en el camino y aprovechado para conocer este hermoso pueblo cántabro. Potes está situado en la frontera entre ambos comunidades, en la región de Liébana y donde confluyen los ríos Deva y Quiviesa. Por su ubicación, a medio camino entre la cornisa cantábrica y la provincia de León, ha sido comercialmente un lugar estratégico, lo que ha aportado riqueza al pueblo. Actualmente, el turismo es su principal fuente de ingresos.

Además de estar rodeado de hermosas montañas y paisajes, el núcleo urbano de Potes cuenta con un rico patrimonio. Es conocido como ‘el pueblo de los puentes’, ya que dispone de varios que conectan ambos lados del río. El más antiguo de todos, San Cayetano, fue construido entre los siglos XIII y XV; también el puente de la Carcel es de la época medieval. Junto a ellos se encuentra el Puente Nuevo, más alto y nuevo que los otros dos y pensado para el paso de coches.

Potes también es conocido por sus torres medievales. La torre del Infantado es la más conocida, construida en el siglo XIV y que fue residencia del Señor de Liébana. Más tarde también fue una cárcel, y actualmente, es la sede del ayuntamiento, junto con una sala de exposiciones. Cerca se encuentra también la torre Orejón de la Lana, de la misma época. Al fondo de la torre Infantado se encuentra la iglesia de San Vicente, con dos edificios, uno del siglo XIV y otro construido en el siglo XIX.

Al otro lado del río, se encuentra la plaza Capitán Palacios, centro mercantil de la localidad. Desde allí se puede visitar el barrio de la Solana, con sus estrechas calles de piedra, bares y tiendas. El pueblo ofrece un amplio abanico de gastronómico. En cualquier bar, además de la bebida, se pueden degustar alimentos típicos locales. Casa Cayo, Casa Martín o La Barrica son algunos de los restaurantes más populares. Para los que prefieren una cocina más innovadora y atrevida, La Soldrería es una buena elección.

Potes cuenta con varios aparcamientos a la entrada del pueblo, y aunque en estos hemos visto varias furgonetas y autocaravanas, hemos oído que la policía local es bastante estricta, y por si acaso, hemos preferido ir a la localidad de Panes.

De Potes a Panes

Desde Potes a Panes hay un trayecto de unos 30 kilómetros que pasa por el desfiladero de Hermida. El paisaje es tan salvaje como bello y existe la posibilidad de recorrer el río Deva en piragua o realizar rutas tipo ferrata.

Llegados al pueblo de Panes, nos detuvimos en su Área de ACs para pasar la noche. Se encuentra a unos 900 metros del casco urbano y se puede acceder por la carretera o por un camino peatonal que discurre junto al río. El pueblo no tiene grandes atractivos, pero cuenta con varios bares y tiendas que venden sus alimentos y productos típicos.


Pimiango

Pimiango es una pequeña aldea situada a 15 o 20 minutos de Panes. A su alrededor, sin embargo, se pueden encontrar varios lugares interesantes. Uno de ellos es el recorrido que une la ermita de Santu Medé (San Emeterio) con la cueva de El Pindal. Hemos dejado la furgoneta en el Mirador del Picu y a partir de allí, hemos hecho el camino de ida y vuelta en alrededor de una hora.

El recorrido comienza cuesta abajo con hermosas vistas de la costa. En el camino se pueden ver la cala de El Regolgueru y el faro de Pimiango. Un poco más adelante, llegamos a la ermita de Santu Medé. Allí se encuentra la zona de recepción para visitantes, pero siendo agosto, en la puerta había un cartel que ponía que todas las visitas estaban llenas. Desde allí se ve la ermita. Aunque no saben exactamente cuándo fue construida, se cree que data del siglo XIII, mientras que frente a ella, al otro lado del prado,
hay un humilladero que es aún más antiguo. Se dice que el agua de la fuente, situada junto a la ermita, es un buen remedio para los dolores óseos, por lo que los peregrinos que pasan por allí tienen la costumbre de mojar sus pies.

Siguiendo por un encinar, llegamos inmediatamente a la entrada de la Cueva de El Pindal. Esta también estaba cerrada, ya que hay que reservar la visita de antemano para acceder a la cueva. Allí se han encontrado varias pinturas de la época paleolítica, entre ellas las de un mamut que se ha convertido en imagen de la cueva. Sin embargo, a las puertas de la cueva hay otra joya que esconde este peculiar entorno: el barranco que tiene enfrente. Se puede ver una gran roca en el mar; según la leyenda, los ángeles colocaron los restos de San Emeterio y San Celedonio en un barco de piedra que llegó hasta la costa de Pimiango. Desde entonces se le conoce como el ‘barco de piedra’.

Una vez finalizado el paseo, volvemos a coger la furgoneta para trasladarnos a Puertas de Vidiago, donde comeremos en el restaurante Casa Poli, siguiendo la recomendación de unos amigos. Es el lugar perfecto para probar la gastronomía local. ¡Pero cuidado con el tamaño de los platos, el cachopo es increíble y nos ha costado acabarlo entre dos!! Si queréis comer allí, más vale ir pronto, ya que no hacen reservas; abren a la una y se va llenando a medida que entra la gente, y se forma una buena cola, así que ¡conviene ir temprano!!


Llanes

En el itinerario del viaje teníamos marcados, como próxima parada, el Bufón Santiuste y los Barrancos de Buelna, pero debido al mal tiempo hemos decidido seguir adelante. Así hemos llegado al pueblo de Llanes. Hemos elegido un camping que teníamos «fichado» de un viaje anterior, que se llama Entreplayas. Como su nombre indica, está situado entre las playas de Toró y Puerto Chicu, con hermosas vistas. Es un camping pequeño pero hemos estado muy a gusto en él.

Llanes es una hermosa localidad costera que, aunque bastante turística, si se va por la mañana se puede ver a gusto. El puerto y la parte vieja son los principales atractivos. En el puerto, además de ver la llegada de los pescadores, se pueden ver los famosos Cubos de la Memoria.

Partiendo a pie desde camping, dejamos atrás la playa de Chicu y pasando junto al faro, llegamos junto por la ría hasta el casco urbano. En él encontramos dos puentes: el primero es una pasarela peatonal que conduce directamente al puerto; y el segundo, unos metros más adelante, tanto para coches como para peatones, une las dos partes del pueblo. A ambos lados del puente, se pueden encontrar numerosos bares y comercios; nosotros nos hemos encontrado con la feria semanal, y suele haber bastante ambiente.

El casco urbano de Llanes cuenta con varios lugares que merecen una visita. Tomamos un café en la plaza Parres Sobrino y nos dejamos «perder» en las calles más céntricas. Subiendo por la calle principal se pueden ver la iglesia de la Asunción, el palacio de los Estrada o la torre medieval, entre otros. Y es que Llanes fue una ciudad amurallada en la Edad Media; a pocos metros de allí se conserva aún parte de aquella muralla, así como una de las puertas principales, la de San Nicolás.

Casi sin darnos cuenta, llegamos al puerto. El antiguo fuerte o baluarte defensivo es hoy un bello mirador para disfrutar del entorno. Un poco más adelante, en el mismo dique del puerto, se pueden ver los Cubos de la Memoria pintados por Agustín Ibarrola; esta obra se ha convertido en uno de los símbolos de Llanes.

De vuelta del paseo por el muelle, hemos aprovechado para conocer el ambiente de Llanes. Las calles cercanas al puerto, que hemos visto desiertas por la mañana, se han llenado de gente para el mediodía. En esta zona encontraremos más de una veintena de bares, sidrerías y restaurantes.

Dónde dormir en Llanes

En general, y a pesar de las prohibiciones, en Asturias no hemos encontrado demasiados problemas para dormir con la furgoneta. Sin embargo, Llanes y otros pueblos turísticos de la costa son la otra cara de la moneda; aún sin prohibirlo del todo, no dan ninguna facilidad. En teoría Llanes tiene un Área AC a poco más de un kilómetro del centro, y cuando este se llena, permiter pernoctar en el parking contiguo. Sin embargo, este mes de agosto, el ayuntamiento ha decidido cerrar el área, al parecer, debido a las quejas de los vecinos. Fuera de temporada, antes también había otro aparcamiento o furgoperfecto, pero este verano se ha cerrado el acceso a la zona con unas grandes piedras. En la playa de Toro encontramos un galibo o barrera para limitar la altura.

En vista el Decretazu y otras medidas que están adoptando en varias localidades, teníamos la sospecha de que en agosto podían haber problemas para pernoctar en Llanes, y al final, hemos decidido ir al camping Entreplayas. Se trata de un camping pequeño y bien ubicado, entre dos pequeñas playas y a unos cinco minutos del casco urbano. El precio, teniendo en cuenta que está en la costa, no es caro.


Ribadesella

Y siguiendo el camino de la costa llegamos de Llanes a Ribadesella. Como su nombre sugiere, está situado en la desembocadura del río Sella. Es precisamente la vida ligada a la ría y al propio mar la que le ha dado su carácter actual.

Nada más entrar en el casco, nos encontramos con otra feria; más tarde nos enteramos de que es uno de los mercados más antiguos de Asturias, ya que se celebra desde el siglo XIII. Ribadesella parece un pueblo más grande de lo que nosotros esperábamos y hay mucha gente en las calles. La iglesia de María Magdalena y su plaza son uno de los principales puntos de reunión. A lo largo de las calles también se pueden ver varias casas señoriales con escudos de los siglos XVI y XVII.

Siguiendo la ría, hay un largo paseo, conocido en su primera parte como el paseo del Muelle y en la segunda como el paseo de la Grúa. En esta última parte, a través de unos paneles realizados por el conocido dibujante Mingote, se puede conocer la historia del pueblo de Ribadesella. Al final de este paseo comienza el camino que conduce a la ermita de la Virgen de la Guía, situada en un alto y a la que se accede subiendo un total 138 de escalones. Es una ermita pequeña y de formas curiosas, pero de gran importancia tanto para los vecinos como para los pescadores de la zona. Y para visitantes como nosotros, solo por las perspectivas que ofrece merece la pena subir hasta allí.

A la vuelta, hemos conocido el barrio Portiellu, el más antiguo de la localidad. En sus estrechas calles se pueden ver pequeñas y bonitas casas construidas en la pendiente. En este barrio se encuentran también las conocidas escaleras de colores pintadas por el artista local Jonathan Hevia. En ellas, de abajo a arriba, se pueden leer dos frases: la primera es la del pintor Vincent Van Gogh: «¿qué sería la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?»; la segunda, la del escritor Camilo José Cela: «Y se acercaron a la mar de Ribadesella para verla verdear y suspirar».

Dónde dormir en Ribadesella

Ribadesella tiene un Área de ACs, pero hemos venido sin saber muy bien lo que nos íbamos a encontrar, ya que en Internet hemos visto que sólo tiene 4 plazas. Sin embargo, cuando hemos llegado, nos hemos llevado una grata sorpresa. Justo al lado del área se ha habilitado y señalizado otro parking para furgos y autocaravanas. Cuando hemos llegado, hemos contado más de 40 en total. Aunque el sitio estaba bien, ya habíamos contemplado otra alternativa, que al final, nos ha resultado más atractiva. Pero eso, os lo contamos en el próximo pueblo.


La Cuevona y Cuevas del Agua

En los alrededores de Ribadesella se pueden encontrar varias cuevas. Tito Bustillo (o Pozu ‘l Ramu en asturiano) es uno de ellos. En él se han encontrado importantes pinturas de la época paleolítica, entre los 33.000 y los 10.000 a.C.

Nosotros, sin embargo, hemos conocido otra cueva especial: La Cuevona. Este túnel natural el único acceso a la localidad de Cuevas del Agua, ya que la carretera pasa por el interior de la cueva. Tiene una longitud de 300 metros y también se puede cruzar a pie, pero conviene ir con precaución, ya que se trata de una carretera estrecha por la que los coches pueden pasar en cualquier momento. Es un lugar que, tanto a pie como en furgoneta, impresiona.

Y en la localidad Cuevas del Agua se encuentra el lugar que buscábamos y antes hemos mencionado: la Finca Piedramala. Se trata de una granja de cerdos Gochu, una raza cerda autóctona asturiana, donde permiten tanto a autocaravanas como a furgonetas dormir en uno de sus campos. No hay que pagar nada, pero piden que te hagan socio de la asociación; también se puede hacer a través de su página web. Además de criar cerdos y producir varios productos derivados, tienen un pequeño asador donde se puede comer o cenar.

Desde allí, nuestra intención era ir hacia Cangas de Onís, para ir alternando unos días de costa con otros en el interior. Pero una vez más, el tiempo ha hecho cambiar nuestras intenciones. El pronostico era bastante malo para el interior, y viendo que no era el día más adecuado para subir a Covadonga, hemos decidido dejarlo para la vuelta.


Llastres

Y así, hemos vuelto al camino de la costa. En este viaje por Asturias hemos conocido varios pueblos bonitos, pero entre todos, Llastres ha sido uno de los que más nos ha sorprendido. Se hizo popular hace unos años gracias a la serie Doctor Mateo y desde entonces, el turismo ha cobrado mucha fuerza. Aun así, han sabido mantener ese encanto especial de los pueblos pesqueros.

A pesar de las numerosas y pronunciadas cuestas, merece la pena perderse por las calles del casco urbano y ver sus casas y rincones. Cerca de la oficina de turismo se encuentra la Torre del Reloj, del siglo XVIII y de 12 metros de altura, aunque entre las casas se encuentra medio oculta. Cerca de allí se pueden ver también la iglesia de Santa María de Sabada o la ermita de San José. Además de las casas de estilo marinero, el pueblo cuenta con palacios como los de Robledo, Don Pedro y Vallados, construidos entre los siglos XVII y XVIII.

Descendiendo por sus calles, llegaremos hasta el puerto. Además de sus coloridos barcos y botes, también se pueden ver los cañones con los que el puebvlo se defendia de los ataques de los piratas Y cómo no, tampoco faltan restaurantes para probar pescados y mariscos que vienen directos de la lonja.

Dónde dormir en Llastres

Llastres ofrece dos opciones para pernoctar. La primera, es el parking que hay a la entrada del pueblo, llegando desde Ribadesella. En agosto hemos pagado 10 euros por dormir allí, mientras que para pasar el día y toda la noche hay que pagar 20 euros. Parece mucho para ser un simple aparcamiento, pero está cerca del núcleo urbano y ofrece unas vistas impresionantes. El segundo aparcamiento se encuentra en lo alto del pueblo, junto al mirador de San Roque. Hasta hace poco se podía dormir en el mismo mirador, pero ahora han cerrado el paso y se ha habilitado junto a él una campa, donde pueden dormir tanto furgos como autocaravanas.


Tazones

Más allá de los pueblos más conocidos, la costa asturiana también nos ha ofrecido varias agradables sorpresas, y una de ellos ha sido el pueblo de Tazones. Hemos ido porque unos amigos nos recomendaron un restaurante allí, pero pronto hemos podido comprobar que el propio pueblo también merece la pena.

Es un pequeño pueblo de ambiente pesquero, construido en torno a un puerto y que cuenta con una pequeña playa. Sus casas mantienen la arquitectura habitual de los pueblos costeros, con paredes blancas y adornos de madera pintados de vivos colores. Entre estas casas hay una verdaderamente singular, la conocida como Casa de las Conchas, y es que su fachada está completamente cubierta de conchas recogidas del mar.

Hemos dicho que Tazones es un pueblo pequeño, pero tiene tantos restaurantes como otros pueblos costeros de la zona. A nosotros nos recomendaron la sidrería-restaurante La Tortuga, ¡y acertaron de lleno! Además de tener buen producto, Xicu, el propietario, nos conquistó con su buena atención y su particular humor. Y es que además de hacer su propia sidra, conoce a la perfección las sidrerías de Euskal Herria!!


Cudillero

Cudillero era otro de los pueblos que conocíamos desde nuestro primer viaje a Asturias, pero una vez comenzada la ruta costera, no podíamos dejarlo de lado. De hecho, es uno de los pueblos más bellos y singulares de Asturias, ya que está construido casi en vertical, en las laderas que rodean el antiguo puerto.

Además de los restaurantes situados en la plaza de abajo, merece la pena adentrarse en sus estrechas y empinadas calles. En lo alto del pueblo cuenta con tres miradores que ofrecen una visión única. El faro y el puerto son otras de las visitas obligadas.

Dónde dormir en Cudillero

Al final del puerto se encuentra un parking reservado para furgonetas y autocaravanas. No es un Área de ACs como tal, pero al menos en verano estaba lleno de furgos y autocaravanas. Otra opción es elegir uno de los dos campings situados en lo alto del pueblo. Eso sí, si pensáis subir a pie, tened en cuenta que tendréis que recorrer al menos un par de kilómetros cuesta arriba, ¡y menuda cuesta!


Lluarca

Junto a Llanes y Cudillero, Lluarca es otro de los pueblos que conocimos en nuestro primer viaje a Asturias, pero entonces, debido a la niebla cerrada, no pudimos verlo en todo su esplendor. Esta vez hemos tenido mejor suerte, ya que ha salido un tiempo auténticamente veraniego.

También es un pueblo de ambiente pesquero, pero con algunas particularidades. La primera de ellas es su orografía, ya que el pueblo está situado entre dos cabos, adoptando la forma de ‘U’. Estos cabos, además, alcanzan una gran altura en comparación con el pueblo, y en ambos hay sendos miradores y ermitas.

El primero de ellos, entrando por el este, es el cabo llamado la Encoronada. La carretera transcurre sobre rocas y acantilados y rodea la ermita de la Nuestra Señora la Blanca y el faro. Merece la pena hacer una parada, ya que además de la ermita, cuenta con un impresionante cementerio y un mirador que da a la playa de Arreas. Al otro lado de la colina se encuentra la vista más hermosa del pueblo de Lluarca. También la Mesa de los Mareantes, escultura dedicada a los marinos que han sido importantes en la historia de Lluarca.

Colina abajo se encuentra el barrio de El Cambaral, el ‘casco antiguo’ de la localidad. Unas pocas casas mantienen el aspecto y la estructura de las antiguas casas de pescadores, pero muchas aún tienen tejados de pizarra, que son habituales en el oeste de Asturias. Desde allí, tanto a pie como por carretera, se puede bajar hacia el puerto.

Lluarca tiene un puerto vivo, y tanto en él como en la lonja que tiene al lado, hemos visto mucha actividad. Lluarca es también el pueblo de los puentes (tiene siete en total), y uno de ellos tiene una historia especial. Hablamos del llamado Puente de los Besos; según la leyenda, la hija de uno de los señores del pueblo se enamoró de un conocido y buscado pirata. Se juntaron en este puente, con la intención de huir juntos, y mientras se besaban, el padre de la joven los sorprendió y en un ataque de ira, les cortó la cabeza a los dos.

Dónde dormir en Lluarca

En el pueblo no hay mucho espacio para aparcar y siguiendo el camino del río, nos hemos dirigido al parking situado junto al campo de fútbol. No es un Área de ACs, pero está permitida la pernocta de furgos y autocaravanas, y hemos visto un gran número de vehículos de este tipo en el lugar. Es un buen lugar para pasar la noche, ya que se puede ir dando un paseo hasta el casco urbano.


Puerto de Vega

Después de pasar algunos de los pueblos más conocidos y turísticos de Asturias, necesitábamos un poco de tranquilidad, y Puerto de Vega nos ha dado la tranquilidad que buscábamos. Es un pueblo pequeño y rápido de ver, pero que nos ha sorprendido su encanto.

Se trata de otro pueblo pesquero, donde el puerto y la lonja son los principales puntos de encuentro de la población. Es una mañana tranquila y no anda mucha gente por la calle y hemos decidido dar un paseo por el pueblo. Así hemos sabido que tuvo una fortaleza y un puerto amurallado para protegerse de los ataques piratas. Siguiendo el camino, hemos recorrido espectaculares rocas y acantilados de la costa.

Dónde dormir en Puerto de Vega

Frente a las dificultades que hemos tenido en otras localidades costeras, en Puerto de Vega todo son facilidades. En el mismo puerto, sin ser un área de ACs, tienen espacio reservado para autocaravanas y furgonetas; hay carteles que indican que está permitida la pernocta, y también otra señal de que hay otra zona de servicio en Tapia de Casariego, a 7 kilómetros de allí. Además, en el mismo puerto hay un chiringuito en el que hemos estado muy a gusto, disfrutando del atardecer.


Tapia de Casariego

Y así llegamos al final de nuestra ruta por la costa; Tapia de Casariego es una de las últimas localidades costeras al oeste de Asturias, y como tiene un buen Área de ACs, hemos decidido pasar allí todo el día. También es un pueblo con un encanto especial; aunque por el interior parezca un pueblo más grande, el paseo y el puerto del litoral tienen algo que lo hace atractivo. También aquí predominan las casas de dos o tres pisos y los tejados de pizarra.

Desde la playa de Murallón, junto al área, hay un buen paseo por la orilla hasta el puerto. En el se encuentran la piscina con agua de mar, y el mirador Os Cañois, que también fue una fortaleza para protegerse de los ataques piratas. Desde allí también se ve el faro; pero antes de llegar a él, hay que llegar al puerto.

Al igual que Lluarca, el puerto de Tapia adopta la forma de ‘U’. En él hay un remolque para traer barcos y barcas, también con forma de barco. En el puerto hay varias tabernas, y después de dar la vuelta al faro, nos detuvimos a comer en una de ellas. Desde aquí iremos al interior y
¡hemos aprovechado para comer las últimas zamburiñas!

Dónde dormir en Tapia de Casariego

Como hemos mencionado antes, Tapia del Casariego cuenta con un estupendo Área de autocaravanas. Tiene capacidad para unos 40 vehículos y hemos tenido suerte, ya que hemos aparcado en uno de los pocos sitios que quedaban libres. También dispone de zona de desagüe y llenado. Es de pago (4 euros por día) y la estancia máxima es de 48 horas. Está bien situado, junto a una playa y un chiringuito, y en se puede ir al pueblo dando un paseo.


Taramundi

Dejamos atrás la costa y siguiendo el río Eo, a través de Castropol y A Veiga, llegamos a este pequeño pueblo de la montaña. Taramundi es un pueblo especial en muchos sentidos. Es conocido sobre todo por su artesanía y navaja, pero también por su rico patrimonio.

Está situado en medio de un bello paisaje, lindando con Galicia y rodeado de bosques y montañas. En el casco urbano se pueden encontrar varias tiendas que venden sus productos de artesanía. También la iglesia de San Martín. A lo largo de muchos años la cuchillería ha sido una de las principales actividades económicas de Taramundi, y tanto en el casco urbano como en sus alrededores, hay varios talleres, y muchos de ellos se peuden visitar.

Pero la mejor manera de entender la importancia que ha tenido esta actividad en la localidad es visitar el Museo de la Cuchillería, situado en lo alto del pueblo. Se puede ir tanto en coche como a pie; hay que subir cuesta arriba, pero se llega a ella en unos veinte minutos a pie. Además, por el camino se puede disfrutar de las hermosas vistas del pueblo.

Cerca del pueblo, también hay otros puntos de interés. Muy cerca de Área de ACs se pueden visitar los restos del castro de Os Castros. Este antiguo poblado fue construido en la Edad del Bronce y es uno de los castros más importantes de Asturias. Aún se conserva la estructura pétrea de varias casas de aquella época, así como una sauna construida más tarde, en época romana.

Siguiendo carretera abajo, se encuentra el Museo del molino de Mazonovo. Utilizando la fuerza del agua, y con una presa y varios canales, consiguen poner en marcha el molino. Desde allí arranca también la Ruta del Agua, un camino a pie que une varios puntos etnográficos de la zona y que también conduce a la cascada de Salgueira.

Las zonas más interesantes son las aldeas de Os Teixois y As Veigas, ambas zonas arquitectónicas y etnográficas de interés. A través de una visita guiada se pueden ver en marcha tanto el molino como la forja.

Dónde dormir en Taramundi

Taramundi cuenta con un parking habilitado para furgos y autocaravanas. Está situado detrás del frontón, en el mismo casco urbano. Es bastante estrecho y cuando fuimos nosotros, había varios coches aparcados, aunque para la noche se fueron todos. También dispone de zona de vaciado. Cerca, además, se encuentran la oficina de turismo y la sidrería Solleiro, donde se come muy bien.


Parque Natural de Somiedo

En nuestra segunda parte de la ruta, la del interior, el Parque Natural de Somiedo es nuestro próximo destino. A partir de Taramundi hay dos horas y media de camino, y en algunos tramos hemos tenido que volver a acercarnos a la costa, porque no hay caminos rectos de montaña, y los que hay alargan mucho el viaje.

Hemos llegado primero a de Pola de Somiedo. En la parte baja del pueblo, en una esquina del aparcamiento, hemos visto una campa llena de furgos y autocaravanas, aunque en la entrada había un gran cartel que decía que estaba prohibido pernoctar allí. Aprovechamos este aparcamiento para ver el pueblo, pero no nos hemos quedado a dormir. Si queréis un lugar curioso para comer, la sidrería-restaurante Meirel tiene una preciosa terraza junto al arroyo, en cuyas aguas mantienen refrescando botellas de sidra.

Lagos y brañas de Saliencia

El parque natural de Somiedo tiene para que ver, pero si como nosotros, venís a pasar solo día, os recomendamos que conozcáis los lagos y las brañas o chabolas de pastores del valle de la Saliencia. Para ir al lago hay que subir al alto de Farrapona, donde hay un gran aparcamiento desde donde comienza el recorrido. En total hay cuatro lagos y se puede realizar un recorrido circular de unos 8 kilómetros. Y si os conformáis con ver el primer lago, se puede llegar a el y rodearlo en menos de una hora. Pero bueno, los paisajes del camino y el intenso color del agua de los lagos merecen el esfuerzo.

En el camino de Farrapona se pueden ver varios teitos o chozas de pastores, y brañas (seles o grupos de estas chozas). En el camino de ida hemos visto algunos por la carretera, y en el de vuelta nos hemos acercado a uno de ellos. Su estructura es de piedra y el tejado cubierto de madera, paja u otras fibras vegetales. En estos conjuntos se pueden encontrar viviendas, establos, pajares, trigales y otros. Si tenéis más tiempo, también se pueden hacer rutas para conocer las brañas de Pornacal, Los Cuartos o Sousas.

A la vuelta hemos pensado en parar en el aparcamiento del pueblo de Saliencia, pero teniendo cuenta que se trata de un parque natural, no teníamos muy claro si se podía dormir o no, y de nuevo tomando la carretera, hemos decidido ir hasta Teverga, donde las furgos y autocaravanas sí somos bien recibidas.


Teverga

Hace unos años conocímos Teverga en una QDD que se realizó allí, pero la verdad es que no conocimos demasiado todo lo que ofrecía el pueblo y su entorno. De hecho, al igual que Somiedo, Teverga también permite hacer una visita rápida o profundizar más quedándose unos días más.

Teverga está situada en el parque natural Ubiñas-La Mesa, donde se pueden realizar diversos recorridos. El más conocido de todos es La Senda del Oso. Aunque ha tomado ese nombre, se trata de una Vía Verde que hicieron aprovechando el recorrido que antiguamente hacía el tren que llegaba hasta las minas. Partiendo de Entrago, recorre 29 kilómetros hasta llegar a la Cueva de Huerta. Los primeros 20 kilómetros son en llano y pasan junto al río y por un impresionante desfiladero, pudiendo recorrerse tanto a pie como en bicicleta. Si no tenéis bicicletas, al principio del recorrido hay una empresa donde las alquilan.

En cuanto al patrimonio, se puede visitar la colegiata situada en San Pedro de Teverga (a escasos metros del área), construida en la época pre-románica (siglo XII), aunque posteriormente fue ampliada y se le añadieron el campanario y el claustro. En el exterior tiene canecillos dedicados a los animales de la zona, entre los que se pueden ver jabalíes, lobos, cabras, corzos o osos. También realizan visitas guiadas para poder verla por dentro.

No los vimos por falta de tiempo, pero otras visitas interesantes que se pueden hacer en Teverga son el Parque de la Prehistoria, la cueva de Huerta, o la aldea de La Foceicha, que mantiene la arquitectura de los antiguos pueblos asturianos de montaña.

Dónde dormir en Teverga

San Martín de Teverga es el principal pueblo del valle y el que cuenta con más servicios, tiendas y bares. El Área de ACs está situado entre San Martín y San Pedro de Teverga, y es uno de los más amplios que hemos conocido en este viaje. En el tiempo que hemos estado nosotros hemos contabilizado una treintena de autocaravanas y furgos (y en el aparcamiento al otro lado de la carretera habría otros 20). También dispone de espacio para el desagüe y llenado de las aguas. Desde allí se puede ir dando un paseo al pueblo.


Cangas de Onís

Conocíamos el pueblo de Cangas de Onís desde nuestro primer viaje a Asturias hace varios años, pero entonces, debido al mal tiempo, nos quedamos sin conocer Covadonga y sus lagos. Al organizar este viaje, queríamos ir al principio de la ruta, pero una vez más, el tiempo no acompañó y decidimos dejarlo para el final del viaje. Al tercer intento, hemos tenido algo más de suerte y al final hemos podido hacer una visita completa.

Tanto Cangas de Onis como Covadonga están estrechamente unidas a la figura de Pelayo, primer rey de Asturias. Pelayo lideró la conocida batalla contra los moros en Covadonga, y tras esta victoria estableció la capital del reino de Asturias en Cangas de Onís.

Uno de los lugares a visitar en el casco urbano es el principal símbolo de Cangas. Aunque es conocido como puente romano, se construyó en la Edad Media, para unir ambas orillas del río Sella. Los locales también lo llaman el puentón, debido a su es espectacular tamaño. Colgada en el centro del puente se encuentra la Cruz del Triunfo (también presente en la bandera de Asturias). Alrededor del puente, hay varios bares y hay un gran ambiente, y con un poco de suerte, puede que también podáis ver a algún gaitero tocar en él.

Cerca de allí se encuentran la iglesia de la Asunción, con la imagen de Pelayo al frente, y la plaza del mercado. La iglesia tiene un campanario singular, construido a tres alturas. A su alrededor se encuentran el ayuntamiento y la oficina de turismo, ambos situados en elegantes casas de indianos.

Santuario y lagos de Covadonga

Los lagos y el santuario de Covadonga son uno de los lugares más conocidos y turísticos de toda Asturias. Esto hay que tenerlo en cuenta a la hora de planificar el viaje para ir allí. Es un lugar que merece la pena, sin duda, pero os recomendamos que vayáis bien preparados y con una buena dosis de paciencia, sobre todo si os vais a ir en agosto.

El santuario está a apenas unos 10 minutos de Cangas de Onís por carretera. El caso es que desde allí se cierra el camino a los lagos durante el día (de 8:30 a 20:30 horas) y no se puede subir ni bajar con nuestros vehículos. Una de las opciones es levantarse temprano y subir antes de las 8.00 horas; en ese caso se puede subir hasta el aparcamiento de los lagos, pero tened en cuenta que no podréis bajar hasta el anochecer. Además, el camino del santuario a los lagos es muy estrecho y si os cruzáis con un autobús tendréis que hacer algunas filigranas.

La segunda opción es dejar la furgoneta o autocaravana en el pueblo o en uno de los aparcamientos que hay en el camino y subir en autobús. El parking P1 está situado junto a la estación de autobuses, tiene una zona de vaciado y hasta agosto de este año, permitían pernoctar (ahora parece que lo van a prohibir). De Cangas a Covadonga, hay otros tres aparcamientos, los llamados P2, P3 y P4. El autobús se detiene en todos ellos y a las puertas de los párkings hay casetas para coger el billete. Preguntamos en la oficina de turismo, y nos dijeron que se puede dormir en el parking P3. Por lo tanto, creemos que la mejor opción es dejar la furgoneta en el casco urbano o en el aparcamiento P3 y subir en bus, salvo que queráis madrugar y pasar todo el día arriba.

Una vez explicado todo esto, vamos a conocer el Santuario de Covadonga. Los edificios principales o más interesantes son la basílica de Santa María la Real y la capilla conocida como La Santina. También el tumbario que recoge las tumbas de Pelayo y otros personajes.

Llegados al santuario y superada la primera oleada de turistas y los chiringuitos de los vendedores de souvenirs, llegaremos a la capilla de La Santina. Es un lugar muy curioso y ‘fotogénico’. Está situado bajo una gran roca, en una especie de cueva, y sobre una cascada y un pozo. Se sube por unas escaleras, pero una vez allí, por megafonía, una voz sacerdotal dice que es «un lugar sagrado» y que no se pueden sacar fotos. Tomamos, pues, la vuelta y por una puerta, y casi sin saber adónde vamos, entramos en un tumbario o en un sepulcro. Parece el claustro de una iglesia, pero en sus muros guardan las tumbas de algunos de los personajes asturianos más importantes.

Desde allí, nos acercamos a la basílica de Santa María la Real, un edificio que comenzó a construirse a finales del siglo XIX y terminó a principios del XX. Desde fuera es espectacular, pero que debido a las medidas anti-Covid, las visitas están muy limitadas y no hemos podido ver el interior.

Dede el santuario hay otros 20 kilómetros de camino hasta los lagos. Como decíamos, la carretera es estrecha y llena de curvas, y el autobús tarda unos 40 minutos en llegar hasta arriba. Una vez llegados al aparcamiento superior, la visita corre por tu cuenta. Se puede visitar uno o los dos lagos. El primero está muy cerca del parking, pero para ir al segundo hay que recorrer otros 2 kilómetros. En nuestro caso, el tiempo nos ha permitido ver el primero, pero el segundo estaba totalmente cubierto por la niebla y no hemos querido subir en vano.

Si habéis pillado el punto de ironía del texto, os daréis cuenta de que la visita no nos ha gustado tanto como esperábamos. Antes del viaje veíamos que era una de esas cosas que había que hacer, pero antes de ir, pensad si todo el circo que tiene montado a su alrededor merece la pena.


Cabrales

No estaba entre nuestros imprescindibles, pero en este viaje nos hemos enamorado del queso Cabrales y nos han entrado ganas de conocer el lugar donde lo hacen. En Arenas de Cabrales existe la posibilidad de visitar una cueva donde se cura este tipo de queso, ¡y no podíamos perderlo!

La denominación de origen Cabrales se creó hace 40 años, en 1981. Sólo lo reciben quesos producidos en la comarca del mismo nombre y en otras tres localidades cercanas. Precisamente su nombre proviene de la comarca, y no como muchos creen, de la cabra. De hecho, al menos el 95% es queso elaborado con leche de vaca; el 5% restante puede ser de vaca, oveja o cabra, o una mezcla de todos. La forma de curar el queso es tan importante como las materias primas y el proceso de elaboración. Para cumplir con las normas de la denominación de origen, se deben curar entre 3 y 5 meses, en unas condiciones especiales. Muchos utilizan cuevas naturales para ello, ya que mantienen una temperatura de entre 12 y 15 grados y una humedad de entre 80 y 90% durante todo el año. En estas condiciones se forma el hongo penicillium que da un color y un sabor especial al Cabrales.

La visita a la cueva merece la pena, ya que además de la visita guiada, también ofrecen un vídeo y una degustación de quesos. La entrada de adultos cuesta 4,5 euros y la de niños 3 euros. Además del museo, por el pueblo también hay varias queserías y tiendas, y en todos los restaurantes, se puede probar tanto el Queso Cabrales como varias recetas elaboradas con dicho queso. Nosotros hemos probado con unos ‘Tortu’ o tortas de harina de maíz con sidra; ¡¡¡simplemente espectacular!!!

Además del queso, Cabrales ofrece numerosas posibilidades para hacer rutas de montña, ya que está situado en las faldas de los Picos de Europa. Cerca se encuentran la conocida Ruta del Cares y el Naranjo de Bulnes o Picu Urriellu.

Dónde dormir en Cabrales

Sin salir de la localidad de Arenas de Cabrales, hay varias opciones para pasar la noche. En el parking principal situado en el casco urbano, donde hemos dormido, y junto a él, en una campa que han habilitado para el verano, hemos visto varias furgonetas y autocaravanas. A un par de kilómetros del casco urbano, se encuentra el camping Naranjo de Bulnes, un pequeño camping de ambiente montañero.


Y así ha terminado el viaje de 16 días que hemos hecho por Asturias. Aunque últimamente la cosa se está poniendo bastante fea para furgos y autocaravanas, en general no nos ha sido muy complicado encontrar lugares para pernoctar, ya que, además de algun que otro cartel de prohibido, también hemos visto buenas Áreas de ACs y parkings autorizados. En nuestra ruta hemos conocido pueblos, lugares y paisajes maravillosos y es un país que realmente merece la pena conocer. Y a ver si la lucha contra el decretazu da resultados pronto. Puxa Asturies!!!

You may also like...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *