Ruta por las Merindades de Burgos

En el norte de Burgos, lindando con Euskal Herria y Cantabria, se encuentra uno de los parajes más bellos de Castilla y León, las Merindades de Burgos. De hecho, en esta región se encuentran algunos de los pueblos más bellos de Burgos y de toda Castilla. Nos encontramos con entornos naturales únicos, patrimonio, pueblos medievales y lugares inesperados. ¡Ah, y también una amplia red de áreas de ACs!

A pesar de estar cerca de Euskal Herria (a media hora de Bilbao o Vitoria), para nosotros esta zona era totalmente desconocida, pero después de pasar unos días allí podemos decir que merece la pena tenerla en cuenta como plan para un fin de semana o un puente.

La Merindad es una comarca situada al norte de la provincia de Burgos, limita al este con Bizkaia y Álava y al norte con Cantabria. Se cree que el nombre de merindad proviene del antiguo nombre de Merino o Señores.


Frías

Después de verlo en decenas de fotos, hace tiempo que teníamos ganas de conocer este pueblo de las Merindades. Tiene el honor de ser la ciudad más pequeña de Castilla y de España, ya que, a pesar de su designación, apenas alcanza los 280 habitantes. Desde el punto de vista turístico, sin embargo, es un pueblo que atrae a mucha gente y pronto descubriremos por qué lo es.

Las primeras referencias a Frías datan del siglo IX; en aquellos textos se recogía como ‘Aguas Fridas’. Desde entonces fue escenario de tensiones entre Castilla y Navarra y durante varios años también formó parte del Reino de Navarra. De esos conflictos surgió la necesidad de amurallar el pueblo y construir un castillo.

La localidad cuenta con un buen área para ACs (más info abajo). Dejamos allí la furgo y vamos caminando hacia el centro del pueblo, que se encuentra a unos 500 metros de allí, subiendo la cuesta y unas escaleras. Y es que Frías es un pueblo construido sobre una colina. Tan pronto como llegamos a lo alto vemos una señal que conduce el mirador del pueblo. Merece la pena acercarse a el, ya que desde allí tendremos las mejores vistas del pueblo.

En el casco urbano encontramos varios bares y restaurantes, en los alrededores de la plaza. Tomando la calle que baja por la derecha, se pueden ver las casas colgadas en la roca. Siguiendo hacia arriba por la plaza, veremos las calles y casas medievales y pronto llegaremos a la iglesia de San Vicente. Está construida sobre los restos de un edificio románico y fue reformada y ampliada entre los siglos XV y XVI. La torre principal se cayó y tuvo que ser reconstruida a principios del siglo XX.

La iglesia tiene delante un parque que lleva su mismo nombre, frente al cual se encuentra el Ayuntamiento de Frías, y un poco más adelante, también la oficina de turismo. El conjunto monumental de la parte alta del pueblo lo completa el castillo de los Velasco (o condes de Frías). Está construido sobre las rocas de La Muela, con vistas de todo el valle. Las obras comenzaron en el siglo XII, pero fueron renovándose y completándose durante los siglos XIII, XIV y XV hasta adquirir su aspecto actual.

Aunque esté separado del núcleo urbano, el puente medieval de Frías es bien visible desde el castillo y su mirador contiguo. De hecho, Frías está situado en un lugar estratégico, ya que era un importante lugar de paso de la época. En ella confluían los caminos que conducían a Burgos, La Rioja y la costa cántabra. Así, para cruzar el Ebro se construyó un puente de piedra de 143 metros, que muchos consideran de origen romano. En el siglo XIV se le construyó una torre en el centro para que los que pasaran por ella pagaran un peaje.

Dónde dormir en Frías

La localidad cuenta con un buen área para ACs, ubicado en un amplio espacio para una  veintena de autocaravanas y furgonetas. También tiene espacio para vaciar y llenar las aguas, y es un lugar precioso para pernoctar en él y visitar el pueblo a pie. Por defecto hay que pagar 6 euros diarios y reservar en la oficina de turismo. Los días que nosotros nos hemos ido, sin embargo, la oficina estaba cerrada, y hemos dormido gratis.


Tobera

A apenas 5 kilómetros de Frías se encuentra Tobera, justo a la entrada del desfiladero de Molinar. Se trata de una pequeña aldea situada dentro del municipio de Frías, de 28 habitantes, pero que esconde un importante patrimonio. De hecho, se puede decir que es un pueblo de cascadas; en un sencillo recorrido por el pueblo, bien señalizado, se pueden ver tres cascadas e incluso un molino. Dos de estos saltos de agua se encuentran en el mismo arroyo Molinar que atraviesa el casco urbano; el tercero, al final de este itinerario, en la parte alta del pueblo.

El edificio más conocido de Tobera es la ermita de Santa María de la Hoz. Fue construida bajo una gran roca, en la época de transición del románico al gótico. Delante de él, están el puente de piedra que atraviesa el arroyo Molinar y una pequeña ermita o humilladero. Todo el conjunto y su ubicación tiene un encanto especial.


Oña

Oña es un pueblo de la comarca de la Bureba, con unos mil habitantes. Tiene su origen en una fortaleza construida en el mismo siglo VII, aunque el título de villa lo recibiría dos siglos después. El hecho que realmente cambió la historia y el carácter del pueblo, sin embargo, llegaría en 1018, cuando el conde Sancho García ordenó la construcción del monasterio.

A partir de entonces, el pueblo de Oña no se ha podido entender sin esa Abadia de los Benedictinos. Estos sacerdotes llegaron a ostentar el título de condes de Oña, y la abadía adquirió gran poder religioso y político; se dice que fue uno de los cuatro conventos más importantes de toda Castilla.

Plaza Mayor de Oña.

El monasterio de San Salvador también es muy rico en patrimonio. La iglesia del mismo nombre es su edificio principal. Fue construida entre los siglos XII y XV. En la entrada tiene una larga escalera en la que destaca el campanario, pero también las imágenes de los reyes que tiene en el pórtico. En su interior se pueden encontrar una bóveda y una capilla del siglo XV, frescos del siglo XIV, un coro gótico del XV y retablos barrocos, entre otros. El monasterio cuenta también con un elegante claustro y el panteón donde están enterrados varios reyes y condes castellanos.

Los monjes benedictinos permanecieron allí hasta 1835. Cuando dejaron el convento, entregaron la iglesia al pueblo para que fuera su parroquia. En 1880 fue tomada por los jesuitas, que instalaron en ella una escuela y una casa de novicios. El mayor cambio vendría en 1967, cuando el edificio fue vendido a la Diputación de Castilla León por 24 millones de pesetas. Éste instaló allí un sanatorio para los enfermos mentales.

El jardín secreto

Una vez visto el edificio desde el exterior, siguiendo una señal que indica los jardines del monasterio, se accede a la parte trasera del edificio. Para nuestra sorpresa, en lugar de flores, fuentes y zonas verdes, nos hemos encontrado con varios edificios totalmente abandonados, llenos de murales y frases escritas en las paredes. También, sobre una entrada, dos puertas una para ‘cuerdos’ y la otra para ‘locos’. Además, se nota una energía muy rara en ese lugar y hemos salido de allí con una especie de escalofrío.

Posteriormente hemos sabido que allí hubo un ‘sanatorio’ y que el ‘jardín secreto’ es un conjunto de obras artísticas dedicadas a él. Indagando en la red, nos hemos encontrado con este artículo del blog Verdades de Merindades. En ella se recogen varias historias y leyendas sobre ese lugar; algunas de ellas parecen sacadas de una peli de terror.

Dónde dormir en Oña

Por lo demás, en el pueblo hay un buen lugar para dormir con furgo o autocaravana. No es un área para ACs, ya que no tiene ningún servicio, pero al otro lado del río, donde estaba la antigua estación de tren, hay un gran aparcamiento con varias plazas reservadas para ACs o cámpers. Al lado tiene un parque con mesas, barbacoas  y zonas verdes.


Cuevas de Pontarrón

Cerca de Oña, camino de la localidad de Trespaderne, hay otro lugar que merece la pena conocer: las Cuevas de Pontarrón, también conocidas como cuevas de los portugueses. Se trata de un conjunto de 14 cuevas construido por los eremitas entre los siglos VII y VIII. Aunque en un principio eran viviendas independientes, muchos de ellos están comunicados entre sí.

Estos agujeros hechos en la roca de arenisca formaron un asentamiento. Y sobre su origen hay diferentes teorías; según unos, son obra de pastores nómadas; según otros, los frailes eremitas vinculados a algunas ermitas que había en la zona podían haber hecho aquellas cuevas.

A principios del siglo XX, algunos inmigrantes portugueses que vinieron a construir el canal hidroeléctrico de Trespaderne vivieron allí, y de ahí viene el apodo de ‘cueva de los portugueses’.


Poza de la Sal

Como su nombre indica, Poza de la Sal es un pueblo que se creó y creció alrededor de la sal. Aprovechando las especiales condiciones de su entorno natural (está situado en un diapiro) y los manantiales propios, fue una de las salinas más importantes de la zona, lo que aportó riqueza al pueblo. Hubo un tiempo en el que llegó a tener hasta 3.000 eras, aunque se mantienen unos pocos hoy en día.

A partir de estas eras, también se pueden ver, acercándose ya al casco urbano, la fuente y el lavadero de Fuente Buena, así como el acueducto que se utilizaba para transportar el agua. En la época en que las salinas estaban en plena actividad, se reunían allí un centenar de personas para lavar las ropas usadas durante las jornadas de trabajo.

La sal equivalía al oro o al dinero de antaño (de ahí la palabra ‘salario’), y  Poza de la Sal era, en ese sentido, un pueblo rico. Y también el principal centro comercial de la zona. Prueba de esta época es la Plaza Vieja, situada en el casco urbano, con sus soportales y la elegante puerta de entrada. Cerca de la plaza se encuentra también la iglesia parroquial dedicada a los santos San Cosme y San Damián. Fue construido entre los siglos XIII y XIV, aunque desde entonces se le han realizado numerosas reformas.

También es la localidad natal del conocido naturalista y presentador de televisión Félix Rodríguez de la Fuente, a quien le han dedicado varias estatuas; también se puede ver la casa donde nació.

Poza de la Sal está situada en la falda de una estructura en forma de domo o cráter. Y en la cima se encuentra el castillo de los Rojas, custodiando no sólo el pueblo, sino todo el valle. De hecho, fue una fortaleza construida para la defensa y la vigilancia, y entre otras cosas, también cumplió una función carcelaria. Después de varios años de abandono, fue usado durante la Guerra de la Independencia o en las Guerras Carlistas.


Orbaneja del Castillo

Si en la primera parte de nuestro viaje por las merindades hemos visto pueblos hermosos, los que hemos dejado para el final no van a ser menos. Muchos nos recomendaron que conociéramos la Orbaneja del Castillo y no les faltaba razón.

Este pueblo medieval está rodeado de los montes y rocas del valle de Valderrible, pero si algo lo ha hecho popular es el arroyo y la cascada que atraviesa el pueblo. Y es que, tras pasar por entre las casas, el agua da un salto de 25 metros, formando una bella cascada. En la parte baja se han formado una serie de charcos naturales o pozas que tienen un intenso color turquesa.

También merece una mención el propio núcleo urbano, que conserva en sus calles una estructura medieval y elegantes casas de piedra. En una abertura entre las casas se pueden ver el arroyo y su nacedero, la Cueva del Agua. Además, a lo largo del pueblo hay varios restaurantes donde se puede probar la estupenda gastronomía de la zona. Eso sí, si vais en días festivos o en época estival, es preferible reservar con antelación, ya que se llenan en seguida.

Orbaneja no tiene área de ACs, pero en la parte baja del pueblo hay varios aparcamientos, y aunque nosotros no hemos  pasado allí la noche, hemos visto varias furgonetas y autocaravanas, por lo que suponemos que no habrá problemas para pernoctar.


Santelices

En el camino de Poza de la Sal a Puentedey, mientras buscábamos algún área para cargar la electricidad, dimos con Santelices. El pueblo no tiene mucho que ver, pero hemos encontrado en él  uno de los áreas de ACs más completos de la zona.

El área está situada en lo que fue la estación de tren  y cuenta con todos los servicios: zona de vaciado y llenado de aguas, puntos de carga de electricidad e incluso un parque con mesas y parque de juegos infantiles. Gestionado por el propietario del albergue contiguo, se paga 6 euros al día. Cerca hay también una panadería y un bar, este último en el casco urbano. Quizá sea porque necesitábamos electricidad, o porque queríamos un sitio donde parar y estar tranquilos, pero nos pareció un sitio precioso y muy tranquilo, ideal para hacer un descanso y continuar con la ruta.


Puentedey

Si Orbaneja es uno de los pueblos más bellos de Burgos, Puentedey ha sido recientemente nombrado el pueblo más bello de España. De hecho, es un lugar con una ubicación sorprendente. Está construido sobre el arco natural conocido como la Cueva del Santo, creado por la erosión del río Nela durante siglos. En torno a este puente y a la cueva subyacente hay numerosas leyendas, y se cree que los primeros habitantes del pueblo se asentaron allí. A principios del siglo XX, allí se reunían los representantes de la Junta Puente Dei.

Tiene apenas 50 habitantes, y sus casas conservan la arquitectura de antaño. Entre ellos, dos efificios llaman la atención: el Palacio Brizuela y la iglesia de San Pelayo. Este último fue construido en el lugar de un edificio románico más antiguo y conserva aún varias características de la época. Una de ellas es la puerta de entrada, sobre la que se alza la figura de un guerrero que se estampa con su espada contra una especie de dragón.


Ojo Guareña

Y una vez hecho todo este recorrido, no podíamos dejar de visitar un lugar tan especial como Ojo Guareña. Sabíamos que, debido a los días de fiesta, estaba cerrado a las visitas, pero aún así hemos querido conocer de primera mano ese lugar que habíamos visto en tantas fotos.

El Monumento Natural Ojo Guareña es el segundo centro kárstico más grande de la península Ibérica y uno de los diez más importantes del mundo. Existen varios recorridos para conocer sus miradores, cuevas y paisajes. Pero uno de los principales puntos de interés es el conjunto formado por la ermita de San Bernabé y la cueva de Palomera.

La ermita de San Bernabé está situada junto al nacedero del arroyo Guareña, como si estuviera excavado en el interior de la roca kárstica. Se cree que fue construida entre los siglos VIII y XIX, aunque los historiadores no se ponen del todo de acuerdo sobre esa fecha. Aunque inicialmente era una ermita dedicada a San Tirso, desde el siglo XVIII adoptó el nombre de San Bernabé. En el interior, aprovechando la bóveda natural que forma la cueva, realizaron varias pinturas, que se asemejan a los frescos de una catedral.

Junto a la ermita se encuentra la cueva de la Palomera, una de las 14 cuevas que se pueden encontrar en el entorno kárstico de Ojo Guareña. Esta red forma un conjunto de 110 kilómetros de galerías. Se pueden realizar dos recorridos dentro de la cueva, uno de 1,5 kilómetros y otro de 2,5 km. Para más información y reservar entradas de la visita a la ermita y cueva, podéis consultar esta web.

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1 Response

  1. Soco dice:

    Interesante recorrido y descripción d las Merindades.

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