Italia en furgo (1): Cinque Terre
Hay lugares que hemos visto en mil fotos y siempre hemos querido estar allí. En nuestro viaje a Italia, hemos tenido la oportunidad de conocer uno de ellos: el Cinque Terre. Esta comarca formada por cinco pueblos, está situada en la costa mediterránea de Liguria y dentro del parque natural del mismo nombre. Estos pueblos construidos a orillas del mar, ofrecen auténticas imágenes de postal.
Cinque Terre está situado en la región de Liguria, al noroeste de Italia. Para llegar a ella, atravesando toda Francia y siguiendo la autopista que va por la costa, dejando atrás Génova ,llegamos a la provincia de La Spezia.
Como su nombre indica, Cinque Terre está formado por cinco pueblos; son los siguientes, de norte a sur: Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore. Todos ellos están construidos sobre acantilados, rocas y colinas del litoral, con estrechas calles de piedra y coloridas casas.
Si estás preparando un viaje a Italia, es uno de esos lugares que no te puedes perder. Pero dada la peculiaridad de estos pueblos y de su entorno, hay varias cosas que hay que tener en cuenta a la hora de preparar el viaje. En este post, además de información sobre Cinque Terre, te daremos algunos consejos sobre dónde dormir y la mejor forma de visitar estos pueblos.
Cómo llegar y dónde dormir
Debido a la ubicación de los pueblos del Cinque Terre, y a las especiales características de los pueblos, el tráfico urbano está restringido, y la mayoría de las calles son peatonales. Por ello, no se aconseja acudir a ellos en vehículo y menos aún con cámper o autocaravana.
La mejor manera de visitar Cinque Terre es coger el tren que atraviesa la comarca de lado a lado. Ese tren va desde la localidad de Levanto, al norte de Cinque Terre, hasta la ciudad de La Spezia, al sur. La mejor opción para dejar la furgo y pernoctar es, por tanto, recurrir a alguna de estas dos localidades.
En nuestro caso, hemos optado por Levanto, un pueblo más pequeño y bonito, a nuestro juicio, que La Spezia. Hemos elegido el camping Aqua Dolce, pequeño y cuidado, situado en el mismo pueblo, y a 10 minutos andando de la estación de tren. Tras un largo trayecto por carretera hasta Italia, hemos preferido hacer la primera parada en un camping. Hemos aprovechado la tarde para estar tranquilos y ver el pueblo, y al día siguiente hemos cogido el tren que lleva al Cinque Terre.
La segunda opción es parar en La Spezia. Es un pueblo más grande que Levanto, casi una ciudad, con un importante puerto. Allí se puede encontrar un áreaAC y varios campings. Como en Levanto, desde allí también se puede coger el tren que va al Cinque Terre.
En tren, barco o a pie
Como decíamos más arriba, tomar el tren es la mejor manera de visitar Cinque Terre. Este expreso hace el trayecto entre Levanto y La Spezia, con paradas en los cinco pueblos, y salidas cada 15 minutos. Los pueblos están cerca los unos de los otros, y todo el camino se hace en unos 20 minutos. El tren discurre por la costa, y las estaciones se encuentran en la parte baja de los pueblos. En algunos de ellos hay que subir alguna que otra pendiente para llegar a la parte superior del pueblo, sobre todo a los miradores.
Tanto en las estaciones de Levanto como en La Spezia se puede coger el billete para el tren. Si coges el Cinque Terre Card, se pueden hacer tantas paradas como se quiera a lo largo del camino; es decir, bajar en todos los pueblos, volver subir al tren y hacer el trayecto de vuelta con un solo billete. Cuesta 17,50 euros por persona, pero si visitas más de dos pueblos sale rentable.
Quienes prefieran una alternativa al tren, también se puede hacer a pie o en barco el trayecto que une las cinco localidades. Si elegís caminar, hay que tener en cuenta que el paso entre Monterosso, Vernazza y Corniglia es de pago; también en este caso se recomienda el uso del Cinque Terre Card (en la modalidad de treking cuesta 7,50). En cuanto a los barcos, se pueden encontrar en los puertos de todas las localidades; hay varias empresas con diferentes precios y horarios.
Qué ver en los pueblos
Como hemos cogido el camping en Levanto, comenzamos la visita por este pueblo. Aunque no es tan conocido como los pueblos de Cinque Terre, nos ha parecido un pueblo bonito y con mucha vida. Junto al camping se pueden ver las murallas medievales y el castillo, así como la iglesia de Sant’Andrea. En la Piazza Colombo y al otro lado del parque se pueden encontrar restaurantes, tiendas y comercios de productos gastronómicos locales. En el alto del pueblo se pueden visitar la iglesia de Santa María della Costa y el oratorio de San Giacomo.
El camping Acqua Dolce está muy bien. Se puede decir que está en el mismo pueblo, en una ubicación inmejorable. Eso sí, nos ha parecido un poco caro, 33 euros al día (no cogen la tarjeta ACSI) con electricidad. Dicho esto, las plazas están bien, los baños limpios y el camping también en general, está muy cuidado. Además, después de todas las horas que nos tiramos en la carretera, nos ha venido bien para descansar y estar tranquilos.
Llega el día de visitar Cinque Terre, y nos despierta la lluvia. Hasta dudamos entre salir a pesar del tiempo, esperar un día más, o dejar la visita para la vuelta. Al fin, sin embargo, decidimos partir, y se puede decir que nos sale bien la jugada, ya que en menos de una hora deja de llover y el cielo empieza a clarear. Además, así hemos podido ver con menos gente la mayoría de los pueblos.
Hemos hecho todo el recorrido en tren, disfrutando de las vistas, y hemos decidio empezar por el último pueblo, Riomaggiore. Desde de la estación se llega al casco urbano atravesando un paso subterráneo. Éste alberga varios bares y tiendas rodeados de las coloridas casas que caracterizan a los pueblos de Cinque Terre. La calle sigue cuesta arruba, atravesando la Piazza Vignaioli y subiendo por la Via di Loca. La iglesia de San Giovanni Baptista está situada en lo alto del pueblo. Siguiendo el camino peatonal que empieza frente a la iglesia, se encuentran los restos del castillo de Riomaggiore, así como el mirador con las mejores vistas del pueblo. Siguiendo por el mismo camino, llegamos de nuevo a la estación de tren.
Desde allí, hemos ido al siguiente pueblo: Manarola. Nada más salir de la estación llegamos a la calle principal, llena de tiendas y restaurantes. Al contrario que en el anterior pueblo, en éste las mejores vistas no están subiendo hacia arriba, sino bajando al hacia el puerto. De camino hemos visto varias barcas en medio de la calle, señal de la estrecha conexión de este pueblo con el mar. Partiendo del puerto, tomando el sendero que va hacia el cementerio, nos encontraremos frente a frente con la vista (y la foto) más conocida del pueblo.
Entre los tres pueblos que nos faltaban por ver, Vernazza es la que más nos ha llamado la atención desde el tren. Así que hemos hecho allí la siguiente parada, y nuestra intuición no nos ha fallado. Aunque no ofrezca fotos o vistas tan espectaculares como los dos anteriores, ha sido el que más nos ha gustado como pueblo. Además de sus bonitas y vivas calles, la iglesia de Santa Margherita di Antiochia, construida junto al mar, y la plaza que la precede nos han enamorado. ¡En esa misma plaza hemos comido la primera pizza de Italia! En una terraza bajo el sol y mirando al mar, ¡¡¡qué bien nos ha entrado!!!
Después de comer, quizá porque el tiempo ya ha mejorado, a empezado a llegar una multitud de gente, y hemos decidido dar por terminada la visita al Cinque Terre. Al final no hemos visitado las cinco localidades, pero las que hemos visto nos han dejado muy buen sabor de boca. Si pensáis venir a Italia, es un lugar que os recomendamos incluir en vuestra ruta.
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